La pandemia de la COVID-19 ha puesto en valor las aplicaciones de telemonitorización, en la medida en que han permitido la atención a distancia y el seguimiento de parámetros clínicos de pacientes en remoto, evitando desplazamientos innecesarios tanto a centros de Atención Primaria como a hospitales. Sin embargo también ha revelado las importantes barreras en términos de accesibilidad.
Esta es una de las conclusiones del estudio “’Accesibilidad en las aplicaciones y dispositivos de telemonitorización de la salud. Un acercamiento a la realidad‘, publicado por la Fundación ONCE dentro de su Observatorio de Accesibilidad TIC de Discapnet para la Cooperación e Inclusión Social de Personas con Discapacidad.
El informe destaca que en España se dan las condiciones y tendencias ante las cuales la telemedicina y la telemonitorización pueden ofrecer una respuesta de atención sanitaria personalizada, equitativa y sostenible: elevada esperanza de vida, con el consecuente aumento de enfermedades crónicas; zonas rurales con población dispersa, junto a una elevada conectividad Internet y uso de dispositivos móviles.
A pesar de la elevada penetración de dispositivos como smartphone, tablet, ordenadores, y de Internet de banda ancha, se constata la persistencia de una brecha digital, esto es, desigualdad en el acceso a equipamientos y, sobre todo, en las habilidades y el uso cualificado de Internet y las TIC. Se detecta un punto de inflexión en el impulso de la transformación digital en salud junto a riesgos de exclusión tanto de una parte de las personas mayores, como de las personas con discapacidad, en cuanto parte de ellas hacen un uso diferenciado de las TIC (uso de productos de apoyo como son los lectores de pantalla, software de reconocimiento de voz, zoom de fuentes, etc.) otras necesidades de aplicar inversión de alto contraste, y en general, la necesidad de interfaces intuitivas, que incorporen facilidad de uso y comprensión.
Además, la capacitación del personal sanitario es también un reto en la implantación de las tecnologías más avanzadas en la atención de la salud (OMS, 2020). El artículo 9 de la Convención sobre los Derechos de las personas con discapacidad (ONU, 2006), firmada por España e incorporada a nuestro ordenamiento jurídico, se refiere a la accesibilidad universal afirmando:
A fin de que las personas con discapacidad puedan vivir en forma independiente y participar plenamente en todos los aspectos de la vida, los Estados Partes adoptarán medidas pertinentes para asegurar el acceso de las personas con discapacidad, en igualdad de condiciones con las demás, al entorno físico, el transporte, la información y las comunicaciones, incluidos los sistemas y las tecnologías de la información y las comunicaciones, y a otros servicios e instalaciones abiertos al público o de uso público, tanto en zonas urbanas como rurales.
Y menciona específicamente “Promover el acceso de las personas con discapacidad a los nuevos sistemas y tecnologías de la información y las comunicaciones, incluida Internet.” Por su parte, la telemonitorización puede contribuir al objetivo 3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, “Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades”, mediante el uso eficiente de los recursos y orientado a alcanzar los mejores resultados de salud, teniendo en cuenta a colectivos especialmente vulnerables como las personas con discapacidad y mayores.
El citado estudio plantea un acercamiento al panorama de las aplicaciones web/móviles de telemonitorización activa, seguimiento a distancia de pacientes dentro del sistema público de salud español, así como a dispositivos de toma de medidas biométricas, como el pulso o la tensión arterial, teniendo en cuenta las enfermedades crónicas que han sido pioneras en telemonitorización, como insuficiencia cardíaca, hipertensión arterial, EPOC o diabetes.
Este escenario refuerza nuestra convicción de la necesidad de incorporar a los usuarios en el proceso de diseño de aplicaciones, aplicando modelos como la cuádriple hélice o la promoción de Living Lab en salud, especialmente a colectivos especialmente vulnerables, como son las personas mayores o con discapacidad.
FUENTE: Fundación ONCE