Según el informe The Silver Economy, elaborado por Oxford Economics, la Comisión Europea y Technopolis, en 2060, uno de cada tres europeos tendrá más de 65 años, invirtiendo radicalmente la pirámide de población. Una tendencia similar seguirá el resto de países desarrollados del planeta, lo que transformará los hábitos de consumo y los mayores se convertirán en el motor de lo que se conoce como la economía plateada o economía de las canas, que representa el conjunto de actividades destinadas a satisfacer las necesidades de los mayores de 50-55 años, que hoy representan el 25% del PIB europeo, y en 2025 supondrán el 37,8% de sus empleos.
A dos semanas para que se cumpla 1 año de la declaración por parte de la OMS de la pandemia mundial, la relevancia de la tecnología y su aplicación en el ámbito de la salud ha quedado más que patente, especialmente en este colectivo, mucho más vulnerable a los efectos del COVID-19 y que requiere de una mayor atención y seguimiento.
En una sociedad cada vez más digitalizada, la longevidad de la población marcará definitivamente el ritmo de la economía y particularmente la actividad de las empresas tecnológicas, que deberemos cubrir estas necesidades apostando por la innovación y generando aplicaciones que fomenten una mayor calidad de vida para este colectivo. El mercado de los cuidados, el turismo para mayores, el envejecimiento activo y la tecnología para facilitar la vida de los mayores son el futuro y el presente de la economía.
Este aumento de la demanda impulsará la economía, particularmente en una región como Galicia, que en el reto 3 de su estrategia de especialización inteligente RIS3 ya definía un nuevo modelo de vida saludable cimentado en el envejecimiento activo de la población.
Disciplinas innovadoras como las nanociencias, la biotecnología, la robótica, el IoT o la inteligencia artificial deberán convertirse en palanca de esta nueva realidad, ofreciendo nuevas fórmulas para que nuestros últimos años sean mejores.